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Parece ser que EE.UU. ha dejado a un lado todos sus asuntos internacionales para centrarse en un nuevo objetivo.
Ni su preocupación por el desarrollo nuclear de Irán, ni los conflictos entre las dos Coreas, ni su antigua propaganda buscando a Osama. Lo que acapara toda la atención de EE.UU. ya no es la búsqueda de armas de destrucción masiva "convenciendo" a la población mundial con "precisos" dibujos de camiones al servicio de la maquinaria bélica de Irak. Ahora tiene entre ceja y ceja un peligro mayor. Algo que parecía extinto ha resurgido de nuevo para amenazar la estabilidad mundial: ¡un medio de comunicación independiente!
Wikileaks se ha convertido en la mayor amenaza para esos que tras la máscara de todo por el pueblo, tienen la fea cara de la ambición desmedida mezclada con desvergüenza. Ni Bin Laden ni leches, el peligro público número uno en estos momentos es Julian Assange, que con su web Wikileaks ha activado el DEFCON 1 en las grandes potencias.
Peor que cualquier enemigo son, sin duda, las verdades incómodas. Pero tras años confiando en que los medios de comunicación estaban bien atados, de repente las alarmas han hecho que se decida de una vez comenzar el bombardeo al enemigo principal. Parecía extraño que el ataque no hubiera llegado antes aunque desde el Pentágono se permiten el lujo de soltar una chulería más que pone de manifiesto que el egocentrismo extremo priva de sensatez y de vergüenza.
La guerra ha estallado y Wikileaks comienza a notarlo. De momento hemos podido ver cómo Amazon ha echado a Wikileaks de sus servidores desmarcándose así de la pelea y dejando claro que su intención no va más allá de ser una empresa exitosa. Los ataques no terminan ahí aunque parece que Wikileaks estaba preparada para los lógicos ataques y resiste, por ahora gracias a un dominio suizo (wikileaks.ch). Además, con buen criterio, parece que Assange tiene un "salvoconducto" para evitar mayores ataques.
¿Quién dará el próximo golpe? ¿Reaccionaremos?