El último pupitre

Después de tres meses con la nueva ley anti-tabaco funcionando puedo decir que estoy bastante contento de poder elegir libremente qué mierdas tomar en los bares (exceptuando la música). Ya sólo faltan los coches, grandes fábricas... aunque intuyo que será más complicado.

Pero claro, como toda ley, ésta también nos la saltamos y de vez en cuando me veo obligado a inhalar el dañino y nauseabundo humo ajeno. Parece que lo que aguantamos los fumadores pasivos nunca es suficiente. Parecía que ahora nos tocaba a nosotros sentirnos libres pero no es así porque la gente, aunque menos que antes, sigue fumando en los bares con el consentimiento de los dueños.

El fumador, víctima de su adición, es en general una persona egoísta, que exige respeto pero no respeta a nadie. No cabe otra explicación cuando tus propios amigos ningunean tus pulmones al fumar en tus narices, cuando padres exhalan el sucio veneno delante de sus propios bebés.

Es terrible pensar que alguien que se meta drogas de las denominadas duras, de esas socialmente incorrectas, lo hace sin perjudicar directamente a terceros y que un fumador, aún aceptado por la sociedad hoy en día, perjudica directamente a todos los que lo rodean.

Sus envenenadas y nubladas mentes les hacen creer que yo soy el intolerante, el que les priva de su libertad a fumar cuando y donde quieran. Vuestro tiempo pasó, ahora nos toca a nosotros disfrutar de nuestra libertad porque sólo reclamamos nuestra libertad a no ser envenenado por otros.

 ¿Quién no ha soñado alguna vez ser ese superhéroe de la infancia?
¿Quién no ha sufrido una picadura y ha ansiado correr la misma suerte que Spiderman?
¿Quién no ha sospechado alguna vez que Fraga es inmortal desde el baño en Palomares? (¡Ah, no!, que se bañó en otra playa. Ya se sabe como funcionaba el NODO).

Pues nuestros atentos euro-gobernates, siempre al servicio del pueblo que los alimenta, han tenido un bonito detalle con nuestro lado más soñador. Si la crisis nos ha arrebatado, no sólo el dinero, sino también la esperanza, la alegría y los sueños, la eurocámara nos devolverá todo eso y más, nos convertirá a todos en mutantes superhéroes. La saga X-Men se hará realidad, elige tu bando.

De los creadores de Chernobyl y Fukushima, ahora: Radioactivefish, la ambrosía de los super-héroes. Porque eso es lo que hace la radiactividad, ¿verdad? Nos vuelve a todos mutantes cojonudos con superpoderes que molan un huevo, ¿no?
No sé qué harán al final pero ya es hora de que abramos los ojos porque esto pasa más de lo que queremos creer. Las normativas se modifican por intereses, se vuelven a modificar, se ocultan y manipulan los datos y nos inyectan mierda en nuestros ríos, mares, en nuestros supermercados. Por desgracia, a todo esto le sigue un largo etcétera.

¿Hasta cuándo permaneceremos inmóviles esperando nuestros superpoderes? Quizá tengamos más poder del que creemos, sólo hay que abrir los ojos aunque eso conlleve despertar y dejar de soñar.

La jueza dice que habrá liga.

Y por si alguien no sabe aún de qué va todo la cosa comienza con la LFP amenazando de posponer la próxima jornada con el objetivo de presionar al Gobierno para obtener sus objetivos. El principal objetivo es que el Gobierno elimine la obligatoriedad de que se emita en abierto un partido de liga a la semana. Luego varios clubes interpusieron una demanda contra esa resolución (aunque no con fines nobles sino por su lucha interna en la LFP).

Desde la LFP, nos venían repitiendo una y otra vez que ni era huelga ni cierre patronal, y técnicamente tienen razón, pero el significado de esas palabras no pueden nublar el significado de su acción, que como la huelga y el cierre patronal, suponen utilizar sus "armas" para ejercer presión y así lograr sus objetivos. Y eso que desde la LFP se criticó demagógica y duramente la huelga convocada por la asociación de futbolistas, que luchaban por cobrar los pagos atrasados.

Otra de esos intentos por ocultar la realidad es que nos intenten tranquilizar diciéndonos que no piden que se elimine el partido en abierto, sino la libertad para negociar los derechos televisivos con quien quieran. Y pese a ser de nuevo teóricamente cierto, la realidad es que todos sabemos que acabará desapareciendo ese partido en abierto.

Por un lado me paro a pensar y veo justa su reivindicación pues sólo piden libertad, piden que el Gobierno no intervenga en la industria del fútbol. Ese bonito liberalismo económico que suena tan bien gracias a la palabra libertad, tan digna como vilipendiada. Ese liberalismo económico que es tajante a la hora de privatizar los beneficios y que nos flexibiliza a todos para que asumamos sus pérdidas. Seguro que a todos nos suena de algo.

Dicen que con estos cambios que piden, los clubes tendrán más dinero y podrán fichar mejor, ser más competitivos, crecer más... (no hablan de volver a derrochar como lo han hecho anteriormente). Se comparan con las otras ligas europeas. Algo recurrente esto de compararnos con el resto de Europa, eso sí, en lo que interese. Porque no han dicho que si consiguen su objetivo, vayan a subir el sueldo a todos sus empleados a niveles de Francia, Alemania o Inglaterra (y no me refiero a los futbolistas).

El fútbol recibe en España más apoyo que cualquier otro deporte, se ha ayudado a cada equipo de cada pueblucho de este país en la construcción de nuevos estadios, de ciudades deportivas, prestando campos, ayudando en la recalificación de sus terrenos... pero cuando le toca al fútbol devolver un poco de lo que ha recibido de nosotros, se queja de intervencionismo del Estado. Sin contar con lo que el fútbol español debe a Hacienda y a la Seguridad Social. El Estado (es decir, todos nosotros) sigue esperando mientras nuestras arcas han sido expoliadas y ahora nuestros gobernantes nos amenazan con nuevos recortes, y en asuntos tan delicados como la sanidad.

El tribunal ha hablado y todo parece indicar que habrá fútbol. Ahora la LFP deberá decidir si continúan con el órdago o se retiran por el momento.

Soy muy futbolero y sé que ponerme a hablar de fútbol con la que está cayendo puede parecer algo frívolo, pero no nos engañemos, todo esto es más de lo mismo. Más de esas industrias poderosas que no controlan sus ansias de poder y que manipulan los gobiernos para exprimir el dinero del contribuyente, ese mal llamado ciudadano pues no es más que un recurso y que parece que es el único que se aprieta el cinturón y paga los excesos de los grandes.