El último pupitre

Hoy voy a comenzar una nueva sección en el blog. Como soy poco original la he llamado "Hay gente pa tó" y en ella sencillamente comentaré aquellos gustos que yo, por mucho que lo intento, no logro comprender.

Yo defiendo las minorías, la diversificación y opino que todos debemos disfrutar de la vida, no sólo los seguidores del mayor rebaño. Por eso me gustaría dejar claro que no es mi intención ofender a nadie. Pero como a veces me gusta provocar y últimamente me noto demasiado comedido voy a ver si suelto poco a poco mi yo malvado.

¡¡Se me ponen los pelos de punta!!

Como esto va de gustos y para gustos se hicieron los colores, empezaré por ese tan odioso: el rosita.

No entiendo cómo ha logrado ser tan popular, sobre todo en el público femenino y de corta edad. ¿Cuándo surgió esa idea de vestir a las niñas de rosa y a los niños de celeste? De hecho, este otro tono pasteloso es el segundo que más odio.

Pero volvamos al rosa, totalmente insulso en todos sus matices. Demasiado llamativo para ser sobrio y excesivamente apagado para ser interesante.

Que los padres caigan en la "tradición" de educar a sus hijos de forma sexistas es casi inevitable. Sé que es difícil abstraerse de la cultura en la que has crecido pero, por favor, esos modelitos son suficientemente depresivos como para despertar de esta pesadilla desteñida.

Y si uno no despierta al ver a esa niñita tan mona ella con su vestidito rosa, cuando ves un hombre hasta las orejas de ese maldito color, no sólo despiertas sobresaltado sino que eres incapaz de volver a dormir en la vida. ¡Si hasta he visto pantalones bañados con esos tintes!

Yo creo que hay un lobby rosa. Sí, sí, no hay otra explicación porque no entiendo cómo tiene tanto apoyo detrás. O si no, que alguien me explique quién metía el lápiz rosa en las cajas que nos daban para dibujar de pequeños. Nos decían que lo usáramos para colorear la piel de las personas. ¡¿Pero quién conoce a alguien rosa?! Y no, la Pantera Rosa no cuenta.

La Pantera Rosa... ¡cómo me gustaban esos dibujos! Ahí casi me cazan los grandes magnates de este pseudo-color. Incluso en esa serie quedaba patente la dualidad rosa-azul. El oso hormiguero era el niño, está claro.

Pero por suerte, ni con los dibujos animados consiguieron captarme. De hecho, lo mío es el rojo. Ese sí es un buen color, un color fuerte, lleno de vida, siempre moderno y sugerente. ¡El rosa no es más que un rojo muerto! Deberíamos cambiar el negro por el rosa en los entierros.

¿Es la sangre que nos da la vida de color rosa?
¿Son rosas las cabinas de teléfonos y los autobuses de Londres?
¿Te pararías en un semáforo si se iluminara la luz rosa?
¿Habría sido temible el Barón Rosa?
¿Acaso los Ferrari son rosas?
¿Se denomina a la selección española "la Rosa"?
¿Y qué me dices del Diablo, te lo imaginas de color de rosa?

Ya sólo me queda recomendar que a nadie se le ocurra mezclar en la colada la ropa blanca con la roja.

¡Ah! Una última rosa cosa, he oído rumores de que están intentando captar más rosistas con mentiras y eufemismos. Recuerda, el salmón es un pez, no un color. Si te dicen que algo es de color salmón, ¡huye, insensato! Eso no es más que un rosa espía.

Pero si te gusta el rosa, recuerda que hay gente pa tó, ¿o quizás haya algo que concentre el odio de toda la humanidad?