El último pupitre

Últimamente la guerra entre la ciencia y la religión vuelve a estar de moda, primero con las palabras de Stephen Hopkins y ahora con las del Papa.

En su visita a Inglaterra, el Papa ha vuelto a confundir con sus palabras: "una perspectiva científica se vuelve peligrosa si ignora la dimensión religiosa y ética de la vida, de la misma manera que la religión se convierte en limitada si rechaza la legítima contribución de la ciencia en nuestra comprensión del mundo".

Quién dijo que no podría llevárselo a las islas.

Si bien hay que agradecerle que reconozca que la religión no puede rechazar la ciencia, también hay que reprocharle que una vez más vuelva a engañar a sus fieles. Y es que vuelve a poner de manifiesto la manía que tienen los religiosos de hacer indivisibles religión y ética. Y no sé por qué, ya que cuando yo iba al instituto parecía que la división entre ambos conceptos era evidente pues había una asignatura de religión y otra de ética. Todo esto es culpa de tanta reforma educativa.

Al Papa y a todos los religiosos les diría varias cosas:

• que dejen de querer confundir, 
• que dejen de tratar a los ateos como bárbaros sin conciencia
• Y que, ni mucho menos, la ciencia está reñida con la ética, simplemente se ocupan de campos diferentes.

Mientras la religión atiende nuestras preguntas con más preguntas, la ciencia nos da respuestas comprobables. La ciencia se fundamenta en hechos demostrables y la religión en hacernos creer lo que no puede demostrar. Y algo que no se demuestra no existe para la ciencia.

Esto no es un ataque exclusivo contra el cristianismo, para mí todas las religiones son la misma farsa, una farsa que sirve como herramienta de control de masas. Y eso da mucho poder.

Si aún así queréis seguir una religión, os aconsejo ésta.