No sé si será que con el tiempo uno le coge cariño a cualquier cosa, el caso es que al final la crisis va a resultar una bendición. Y lo digo porque es la EXCUSA de nuestros días. Respirad tranquilos informáticos del mundo porque ya nadie le echa la culpa de sus errores al sistema informático, ahora acusa directamente a la crisis y todos tan contentos. Y si esto lo hacemos los de la base de la pirámide, todos sabemos que los de la cúspide nos dan mil vueltas.
Otra arma de esta crisis es el miedo que nos tiene tan acojonados que damos por bueno un latigazo si podemos vivir para contarlo. Así, los grandes crecen aún más y se libran de la pequeña competencia de un plumazo. Reducen costes con EREs a precio de saldo, deslocalizan los negocios a lugares donde los latigazos son más baratos. Pero como nunca nos saciamos del todo y hay que aprovechar a toda costa esta docilidad ciudadana, ponemos el cazo a ver si cae algo más. ¡Y parece que funciona! El ciudadano no sólo es la puta de esta crisis, sino que además pone la cama para ayudar a esos pobres grandes empresarios.
¿Habéis visto alguna vez una perra con su camada? Si os fijáis bien, los cachorros más gordos no dejan a los escuchimizados que tomen su parte de teta. Pues aprovecharé esta metáfora para seguir hablando de esos cachorros, es decir, los hijos de esa perra. Los más espabilados fueron los grandes promotores y constructores inmobiliarios que mamaron todo lo que pudieron y más de la teta del Estado. Sin olvidarnos de la colaboración de los cuidadores de la perra, sobre todo esos alcaldes y concejales tan respetables.
Al ver que la teta no tenía apenas vigilancia, continuaron otros gordos cachorros, hijos también de la perra anteriormente citada: los grandes banqueros. Viendo este panorama cómo no iban a entrar en escena las empresas energéticas, con sus constantes subidas, siempre justificadas y permitidas por nuestros gobernantes.
Ahora nos sentimos afortunados por tener el agua al cuello porque, al fin y al cabo, aún podemos respirar. Y como todavía se ven nuestras cabezas, ahí aparecen las siempre queridas empresas de telecomunicaciones, con Telefónica al frente (ahora Movistar), para pisar nuestras cabecitas y así no mojarse.
Tarifa plana - Manel Fontdevila |
Aprovechando que tenemos el culo insensibilizado de tanto amor recibido, las amables telecos se olvidan de sus inmensos y continuados beneficios para ponerse a llorar. Nos alertan de que el tráfico en la red es insostenible. Parece que no es suficiente con tener la peor y más cara conexión a Internet de toda Europa, ahora deberemos olvidarnos de las tarifas planas y empezar a pagar más por usar menos que antes.
Y si el ataque al bolsillo no nos duele suficiente, deberíamos estar aterrados por la amenaza que supone a la neutralidad de la red. Habrá servicios web que se verán penalizados por estas estrategias y podrán manipular qué hacemos y qué no hacemos en Internet.
Uno de los pocos sitios libres que nos queda está amenazado y los ciudadanos pagaremos de nuevo si no nos oponemos. Pero también repercutirá en el tejido empresarial y, si en la era de las telecomunicaciones perdemos la oportunidad de ser fuertes en este terreno, seremos un país subdesarrollado por completo.
Estos empresarios son tan avariciosos que al final nos comerán a todos y se quedarán sin clientes. ¿Podemos hacer algo nosotros? ¿Y si para empezar hubiera una oleada de bajas de Telefónica-Movistar? ¡Un hombre puede soñar, un hombre puede soñar!
Definitivamente me voy a dedicar al mundo de las telecomunicaciones, así que todos los que se den de baja de Movistar (yo creo que han quitado lo de Telefónica por la coña de "Timofónica) pues serán bien recibidos en mi nueva empresa jeje