La FIFA se ha reunido hoy con carácter de urgencia con Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, y Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, para tratar la desaparición del Trofeo de la Copa Mundial de la FIFA en las celebraciones de la selección en el día de ayer.
No hace falta resaltar la gravedad de este hecho ya que este trofeo, de oro de 18 quilates, nunca había sido extraviado y tan sólo cuenta con un precedente, el trofeo Jules Rimet, utilizado hasta 1970 como premio al campeón mundial, y que fue robado en 1983. Está prevista una rueda de prensa esta misma tarde para dar explicaciones sobre lo sucedido.
Según fuentes policiales ya se han producido varias detenciones. La línea de investigación que se está siguiendo parece indicar como grandes sospechosos a los organizadores y participantes del acto de celebraciones a orillas del Manzanares.
Como todos los espectadores pudieron ver, los organizadores dejaron protagonismo a los héroes del Mundial una pequeña parte del evento mientras que el resto lo rellenaban con el más puro merchandising, en este caso de artistas españoles, con Bisbal a la cabeza. La policía está revisando los vídeos haciendo hincapié en la forma en la que los artistas invitados al evento aprovecharon la ocasión para salir a chupar cámara y apoderarse del trofeo.
También se investiga a ZP por botar de una forma tan ridícula en el acto de la selección en Moncloa, además de por no ceder el micrófono a Iniesta hasta no terminar de pronunciar toda su propaganda electoralista.
¡Es mi tesoro, es mío! |
Llegados a este punto supongo que no habrá nadie asustado aún por mi titular. Comprendo que todos queremos tener nuestro momento de gloria pero ayer era el de la selección española de fútbol y era eso lo que los aficionados de este equipo, españoles y extranjeros, querían ver ayer. Ni a ZP, ni a Latre, ni a Bisbal y compañia. Querían ver a la selección.
También comprendo que tienen un guión y entiendo su euforia. Estoy seguro de que a los jugadores y al resto del equipo técnico no les importó compartir ese momento con estos arrimados. Pero no es tan complicado saber estar y comprender que los aficionados querían el ¡camarero! de Reina y oír a los héroes. Lo demás, simplemente, sobraba.
Aún así, esta gente es muy grande y nos dejaron grandes momentos: como ver a los jugadores con las infantitas; ver al hijo de Del Bosque disfrutando de su sueño y ver que Xavi no se separó de él en todo el día; apreciar de nuevo la simpatía de todo el equipo; mordernos los labios al comprobar la pequeña borrachera que algunos llevaban y cómo no, asistir por fin al deseado mini show de Pepe Reina, esta vez con la tan deseada y merecida Copa del Mundo. Que la guarden bien.
qué blog más guapo, yo quiero uno :D