El último pupitre

Tras los logros de la selección española de fútbol en el pasado mundial de Sudáfrica, ha llegado un nuevo varapalo para la hinchada española. El mundial de balonmano que se está disputando estos días en Suecia ha querido que Islandia se cruzara en el camino de España hacia las medallas.

España aún tiene posibilidades de conseguir un metal pero esta abultada derrota ha supuesto un enorme mazazo en la mentalidad de un país derrotado y enfangado en un pantano a rebosar de vísceras y vómitos.

Si en el partido que comenté la vez anterior España sucumbió mezcla de mal juego y de robos arbitrales, esta vez la derrota ha sido fruto únicamente de la necedad de nuestro equipo, incapaz de utilizar las mismas armas que el contrincante. Hemos perdido ante un país que ha sabido moverse con rapidez, inteligencia y convicción, mientras que nosotros hemos permanecido como siempre, algo dormidos y faltos de iniciativa, dejándonos llevar durante todo el encuentro.

Islandia ha sabido jugar muy bien sus cartas. Tan buena era su jugada que ha descubierto su mano desde el principio sabedora de su victoria. Cualquiera podría haber copiado su estilo de juego, cualquiera podría haber apostado como lo hizo Islandia pero nosotros no lo hicimos. No hay que buscar culpables fuera de nuestras líneas puesto que los responsables de esta nueva derrota somos nosotros, que además de estar a años luz del juego de Islandia, en todo este tiempo no hemos aprendido nada de nada.

¿Cuántos goles debemos encajar para que reaccionemos de una vez? Ya nos han mostrado cómo podemos ganar, ya hay alguien que ha iluminado el camino de la victoria. Entonces, ¿por qué seguimos dejando que sean otros los que jueguen el partido por nosotros? Si todos sabemos que esos que ahora juegan lo hacen únicamente para sacar tajada, como sabemos que mueven las fichas para sacrificar de nuevo a los peones y salvar al rey, a la reina y a sus serviciales alfiles.

Aún tenemos opciones de luchar por alguna medalla, ¿qué haremos entonces? ¿Jugaremos de una vez un partido por nuestra victoria o volveremos a ver la derrota por televisión? Juguemos, y hagámoslo unidos.