No, no estoy intentando ligar contigo, estoy haciendo cuentas. Si me dices que estás estudiando y no eres un yogurín, mi calculadora me dice que no tienes futuro. No hace mucho tiempo, lo normal era que te dijeran "estudia para ser alguien en la vida", "si no tienes estudios no tienes futuro", pero en los tiempos que corren, ¿con qué cara le dice uno eso mismo a su hijo?
Desde luego yo no me atrevería, vista la trampa en la que hemos caído los de mi generación (el que más y el que menos tiene una carrera o dos y su situación es poco segura). Ingenuos y confiados, nos hemos adentrado de lleno en una telaraña que han tejido los de siempre y que nuestros padres, ingenuos también, han terminado de adornar con ánimos ciegos de futuro, con historias conmovedoras de sus tiempos vacíos de oportunidades y con felicitaciones por nuestra dedicación plena a convertirnos en los trabajadores más cualificados de la Historia. Tan bonito y acogedor quedó el agujero, que caíamos al fondo con una sonrisa. Tanta arenga nos tiñó incluso con algo de esa arrogancia que nos hacía mirar de reojo a aquel compañero que dejó el instituto para comenzar a trabajar. Ese mismo que conseguiría muy pronto tener casa, coche, vicios... todo lo que nosotros aún ni soñábamos. Además, sin saberlo, se estaba preparando una jubilación con mejores condiciones que las nuestras. Los cantos de sirena no nos han dado ni presente ni futuro.
Si alguien me pidiera consejo ahora mismo le diría que no estudiase y que se pusiera a trabajar cuanto antes. Para llegar a los 38 años y medio de vida laboral no tienes mucho margen. Por desgracia también le tendría que recomendar que fuera sumiso, e incluso un pelota y un trepa, sólo así se aseguraría tener más probabilidades de permanencia en el trabajo, pues la salida del mismo sería una condena y un riesgo altísimo de no volver a encontrar otro y no llegar al cupo requerido.
Seguiría diciéndole "no seas tan necio de estudiar en la Universidad, y menos aún de especializarte con licenciaturas, doctorados, nuevas carreras... el tiempo corre y no tienes mucho. Ni se te ocurra aceptar esa beca tan bonita que te catapultará hasta la cúspide de tu disciplina. Mejor será que aceptes ese curro mal pagado. Hasta el Burguer King puede servir. Al fin y al cabo, eres una puta del sistema y no necesitas estudios para hacer bien tu trabajo, pues los requisitos son tan sólo que te desprendas de todos tus escrúpulos (un plus sería desprenderse también de la dentadura) y que dilates lo suficiente para no gritar demasiado en las profundas acometidas del sistema".
Lo han vuelto a hacer, los políticos, sindicatos, grandes corporaciones y estamentos corruptos nos la han vuelta a jugar. Pero los necios seguiremos votando a esos impresentables (PP, PSOE, CCOO y UGT...). O quizá en las próximas elecciones no los votemos, quizá no votemos a nadie, quizá nos borraremos de esos partidos y sindicatos. Si no lo hacemos por la lógica aplastante de no favorecer a los cabrones que nos están jodiendo, puede que lo hagamos por decencia ideológica, para no apoyar a quienes se han adueñado de las libertades conseguidas por todos tras largas batallas, y que luego han escondido junto con sus conciencias en un profundo pozo a cambio de dinero y poder.
Vivimos en una partida de póquer en la que pocas veces optamos a una carta y en la que vemos cómo sólo unos pocos juegan y apuestan todo nuestro pasado, presente y futuro. En las primeras manos o nos negamos a mirar o nos engañan para que no lo hagamos. En las últimas manos, vivimos en tensión cada apuesta. Ahora sabemos que hemos vuelto a palmar porque han vuelto a apostar todo lo nuestro. Lo único positivo es que las cartas están descubiertas para todo el que las quiera ver. No te asustes si la rabia te recorre todo el cuerpo cuando mires a los ojos de los jugadores, eso quiere decir que eres humano. ¿Qué haremos? ¿Jugar una nueva partida? ¿Echar a los jugadores? ¿Voltear la mesa en la que nos han robado todos esos derechos que nadie nos había regalado?
Si no nos movemos ya, en el futuro los viejecitos no podrán ir a ver las obras ni dar de comer a las palomas. Algunos de ellos aún estarán trabajando en esas obras y la mayoría estará siendo devorada por los buitres.