El último pupitre

Escuchando al ministro del interior sobre el trato a los inmigrantes que entraron en Ceuta he vuelto a repasar los hechos y ahora me siento más orgulloso de la Guardia Civil española por la humanidad que han demostrado.

Sin duda han desterrado para siempre xenofobia al tratar a los inmigrantes como cualquier otro español del reino, con material anti disturbios.

Lástima que con el ajetreo de preparar la fiesta de bienvenida con pelotas de goma y gases lacrimógenos a modo de fuegos artificiales, se les olvidara algún que otro salvavidas para ayudar a los que se han ahogado.

Ayer escuché que Canarias quiere hacer un referéndum sobre las posibles perforaciones petrolíferas. Inmediatamente me recordó al que quiere hacer Cataluña por la independencia. Desenmarañando un poco más en las madejas mentales de mi cabecita, acabé relacionando ambas noticias con la ley del aborto de Gallardón (un poco feto sí que es) que hoy ha tenido un empujón más en esa casa de criminales llamada Congreso.

Tras esta corta introspección he descubierto que tengo claros algunos pensamientos:

• Tras comprobar que el PP se opone a todos esos derechos de decidir, me reafirmo en la opinión de que es éste un partido neoliberal algo especial (no lo digo por Rajoy y Floriano, no seáis mal pensados) porque lo de liberal queda muy en entredicho al auto imponerse ellos como centro de toda decisión, eso sí, todo por el bien de la patria heredada de Isabel y Fernando, esa del yugo y las flechas.
• No voy a entrar en los hechos que han llevado a Cataluña a este punto, ni al estado de putrefacción de sus sistemas (similares en olor a los del resto del mundo), ni si les conviene o no la independencia, ni al modo de llevarla a cabo... Sólo quisiera destacar que a Cataluña no sólo se le niega su derecho a decidir sino también el derecho a expresar de forma oficial su deseo. Otro punto a estudiar, pues no he conseguido aclararlo aún, es por qué mucha gente defiende el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y niegan el derecho de autodeterminación del pueblo catalán, o por qué gran parte de esa gente ve bien que Canarias decida sobre la extracción de petróleo en su entorno y no exigen que su destino lo decida el conjunto de los españoles como queremos hacer con el tema catalán.
• Por último me queda una cosa clara (siempre bajo mi criterio), que el mundo hoy sería mucho mejor si algunos niños nunca hubieran llegado a nacer pero también tengo claro que no era yo quien tenía derecho a decidirlo.

En este mes de febrero se cumplen 25 años de la objeción de conciencia en España.

Yo pedí prórroga de estudios hasta que llegó el fin del servicio militar obligatorio pero en otras circunstancia quizá me hubiera hecho insumiso, de hecho ansío ser siempre insumiso.

En cualquier caso admiro a todos aquellos que participaron de ese movimiento. Vaya desde aquí mi enhorabuena... ¡y felicidades!